No existe la Vida Perfecta.
No conozco a nadie que tenga o que haya vivido la “Vida Perfecta”. Todos en algún momento de nuestra vida, hemos vivido nuestros propios infiernos y hemos tenido que atravesar por ellos. Algunas veces hemos salido de estos caminos más rápido que en otros. En esos otros nos hemos quedado estancados por más tiempo. En fin.
Existen cosas que todos tenemos en común, por ejemplo, vivimos en el mismo planeta, obtenemos nuestra sobrevivencia de la misma tierra, los mares y los ríos los compartimos, la primavera es una constante en una época determinada del año. Podríamos pensar que, ya que estamos en el mismo “bote”, deberíamos sentirnos unidos y apuntar nuestros esfuerzos hacia un fin en común. Pero, no es así.
Cuando nos sentimos heridos, comenzamos a edificar esos “muros” invisibles que no permiten el acceso a nadie, nos alejamos del “mundo” para lamer nuestras heridas, sentimos que es un modo de protección. Abrir el acceso de nueva cuenta a algo o a alguien, no es fácil.
Muchos de estos “muros” invisibles, permanecen en nosotros, no solo hasta que sanamos, sino, para toda la vida y no nos damos cuenta de que ahí están. Se convierten en un “adorno” más de nuestra casa y no nos percatamos de que existen. La verdad, es que esos “muros” permanecen para salvaguardarnos de salir heridos nuevamente, lo que perdemos de vista es, que no aprendimos la lección y por eso permanecen erguidos.
Cuando transformamos nuestras vivencias en experiencia, es cuando tenemos que comenzar a derrumbar esos “muros” que edificamos, con la finalidad de dar paso a la luz. La luz no penetra a una casa por los muros si no es a través de las ventanas. Los “muros” que nosotros construimos carecen de ventanas porque no permitimos que nadie vea más allá de lo que permitamos que vea. ¿Me sigues?
Los “muros” que hemos construido, nos mantienen encerrados en nuestro propio espacio, en nuestra pequeña realidad, incapaces de poder conectar con otras personas, y por lo tanto, impedidos de poder crecer y desarrollarnos. Esto también nos imposibilita para demostrar amor, para reír con los seres que amorosamente nos quieren ayudar, evita que tengamos una sana convivencia.
Innumerables veces tenemos que salir heridos de diferentes circunstancias, pero ¿Qué sucede con las heridas? Cicatrizan, nos hacen fuertes, nos dan experiencias, y nos hace ser mejores guerreros para enfrentar lo que tengamos que enfrentar, nos hacen crecer y desarrollarnos mejor.
Para este 2014, quiero que comiences a derribar esos “muros”, que permitas que la luz entre a tu vida, que te atrevas y te permitas decir “SI” a lo que regularmente dirías “NO”, permítete equivocarte, mucho o poco pero equivócate y aprende de eso, permítete experimentar contigo mismo.
Derribando esos “muros”, tu mismo veras la luz, admiraras paisajes que te habías hecho prohibitivos para ti. Aprende a confiar en el universo, solo así contemplaras la hermosura natural de la vida. Corre riesgos, saca el mayor provecho de cada una de las etapas en que vives. Y lo más Importante: Se Feliz.
¡¡Excelente 2014!!